La tos ferina es una infección respiratoria causada por la bacteria Bordetella pertussis, que afecta el sistema respiratorio y provoca una tos seca y persistente, generalmente acompañada de un sonido agudo característico. Además, pueden presentarse fiebre, malestar general y coriza.
También conocida como coqueluche o tos convulsa, esta enfermedad es más frecuente en niños menores de 6 meses que no han sido vacunados. Sin embargo, también puede afectar a niños mayores, adolescentes y adultos que no cuentan con un esquema de vacunación completo.
Ante la aparición de signos y síntomas de tos ferina, es fundamental consultar al médico para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento más adecuado. Este tiene como objetivo eliminar la bacteria, aliviar los síntomas, prevenir complicaciones y evitar el contagio. Normalmente, se recomienda el uso de antibióticos.

Principales síntomas
Los síntomas de la tos ferina son:
1. Síntomas iniciales
Los síntomas iniciales de las tos ferina son:
- Tos seca con predominio nocturno.
- Rinorrea.
- Coriza.
- Malestar.
- Fiebre baja.
Estos síntomas surgir entre 7 a 10 días después del contacto con la bacteria.
Lea también: Tos seca persistente: 7 causas y cómo quitarla tuasaude.com/es/tos-seca-persistenteEs importante consultar a un médico general o pediatra ante la presencia de signos y síntomas sugestivos de tos ferina, ya que de esta manera es posible iniciar el tratamiento lo antes posible y prevenir el desarrollo de complicaciones, como infecciones en el oído, neumonía, deshidratación, convulsiones, alteraciones cerebrales y, en los casos más graves, la muerte.
2. Síntomas tardíos
Los síntomas tardíos incluyen tos incontrolada, violenta y rápida. Esta tos puede estar acompañada de otros signos y síntomas, que incluyen:
- La tos suele terminar en una inspiración prolongada y profunda, generando un sonido agudo.
- Vómitos durante o después del ataque de tos.
- Cansancio al acabar de toser.
- Dificultad para dormir por la noche.
- Dificultad para respirar.
- Fractura de costilla.
Estos ataques de tos pueden durar entre 1 y 6 semanas, pero pueden prolongarse hasta 10 semanas.
3. Síntomas de tos ferina en niños
La tos ferina en bebés puede presentarse como un resfriado común durante toda la enfermedad. Además, pueden inclusive no toser, pero pueden tener pausas en la respiración, situación conocida como apnea, que puede poner en peligro la vida del bebé.
Asimismo, la apnea puede causar cianosis, en la que el bebé se puede poner azulado, o pueden tener dificultad para respirar.
Lea también: Cianosis: qué es, causas y tratamiento tuasaude.com/es/cianosisSíntoma
Cómo se contagia la tos ferina
La tos ferina es una enfermedad infecciosa altamente contagiosa, que se transmite principalmente mediante el contacto directo entre una persona no vacunada y una infectada, o por la inhalación de gotículas que contienen bacterias liberadas cuando la persona infectada tose, estornuda o habla.
Las personas pueden transmitir la bacteria desde el inicio de los síntomas y durante al menos dos semanas después de la aparición de la tos.
Cómo se diagnostica
El diagnóstico de tos ferina generalmente se realiza con base en la evaluación de los signos y síntomas presentados por la persona y se confirma a través de exámenes de laboratorio indicados por el médico.
De forma general, se recomienda la realización de un análisis microbiológico de la secreción de la nasofaringe. En algunos casos, también puede indicarse un examen molecular, como PCR, para confirmar de forma más rápida la presencia de la bacteria.
Lea también: Proteína C Reactiva (PCR) alta: causas y valores normales tuasaude.com/es/proteina-c-reactivaEn caso de adolescentes y adultos que presentan tos desde al menos 2 semanas, puede recomendarse la realización de un examen serológico para la búsqueda de anticuerpos contra la bacteria Bordetella pertussis.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para la tos ferina tiene como objetivo promover la eliminación de la bacteria del organismo y prevenir el desarrollo del complicaciones.
Para ello, el médico puede indicar el uso de antibióticos como azitromicina, claritromicina o eritromicina, siendo este último indicado cuando otros antibióticos no dan resultado. La dosis que suelen ser indicadas son:
* El TMP-SMXc significa trimetoprim-sulfametoxazol (cotrimoxazol), un antibiótico que puede ser indicado en los casos en que se tenga alergia a cualquiera de las otras tres opciones.
En bebés entre 4 a 6 meses de edad, así como en niños con síntomas graves, puede ser necesario que el tratamiento sea realizado en el hospital, ya que las crisis de tos pueden ser muy fuertes y causar complicaciones como el rompimiento de pequeñas venas y arterias cerebrales, causando daños en el cerebro.
Además, también se recomienda mantenerse de reposo, realizar una alimentación equilibrada y mantener una buena ingesta de líquidos para evitar los ataques de tos, así como evitar el cigarrillo.
Asimismo, el médico podrá indicar analgésicos y antipiréticos, como el paracetamol y el ibuprofeno, para aliviar la fiebre y el malestar.
Secuelas de la tos ferina
La tos ferina puede dejar secuelas, especialmente si no se trata a tiempo. En niños, las complicaciones más comunes incluyen daño pulmonar, como bronquitis crónica o neumonía recurrente, así como hipoxia cerebral, que puede provocar problemas neurológicos.
También pueden presentarse convulsiones, dificultades respiratorias crónicas, encefalopatia e incluso retrasos en el desarrollo en casos graves.
En adultos, las secuelas suelen estar relacionadas con el esfuerzo excesivo de la tos, como dolores musculares, fracturas de costillas, incontinencia urinaria y, en casos graves, neumotórax.
Cómo prevenir
La prevención de la tos ferina se realiza a través de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina, conocida como DTPa. Las dosis deben administrarse a los 2, 4 y 6 meses de edad, con refuerzos a los 15 y 18 meses.
Las personas que no hayan sido inmunizadas correctamente pueden recibir la vacuna en la edad adulta, incluidas las mujeres embarazadas.
Además, es importante evitar permanecer en espacios cerrados con personas que presenten episodios de tos, ya que podría tratarse de tos ferina, y evitar el contacto con personas ya diagnosticadas con la enfermedad. La vacunación no impide la aparición de la enfermedad, pero sí reduce su gravedad.