La tos ferina, es una infección respiratoria causada por la bacteria Bordetella pertussis, que afecta el sistema respiratorio y causa tos seca y persistente que normalmente se acompaña por un sonido agudo, además de que también puede haber fiebre, malestar general y coriza.
La tos ferina, también llamada coqueluche o tos convulsa, es más común en niños menores de 6 meses que no han sido vacunados, pero también puede presentarse en niños, adolescentes y adultos que no tienen un esquema de vacunación completo.
Es importante que ante la presencia de signos y síntomas de tos ferina se consulte al médico para que confirme el diagnóstico e inicie el tratamiento más adecuado, el cual tiene como objetivo favorecer la eliminación de la bacteria, aliviar los síntomas y prevenir complicaciones, además de evitar el contagio, siendo normalmente recomendados antibióticos.
Principales síntomas
Los síntomas de tos ferina suelen surgir entre 7 a 10 días después del contacto con la bacteria y el síntoma más característico es la tos seca y continua que termina en una inhalación profunda y larga, causando un sonido agudo. Conozca otras causas de la tos seca.
Otros síntomas que pueden estar presentes e la tos ferina son:
- Escurrimiento nasal;
- Malestar general;
- Fiebre baja;
- Vómito, después de una inhalación forzada.
Es importante consultar a un médico general o pediatra antes la presencia de sinos y síntomas sugestivos de tos ferina, ya que de esta forma es posible iniciar el tratamiento lo antes posible y prevenir el desarrollo de complicaciones, como infección en el oído, neumonía, deshidratación, convulsión, alteraciones cerebrales y, en los casos más graves, muerte.
Cómo se contagia la tos ferina
La tos ferina es una enfermedad infecciosa altamente contagiosa, pudiendo transmitirse por medio del contacto de una persona no vacunada con otra infectada, así como por medio de la inhalación de gotículas con bacterias liberadas cuando la persona infectada tose, estornuda o habla.
Cómo se diagnostica
El diagnóstico de tos ferina generalmente se realiza con base en la evaluación de los signos y síntomas presentados por la persona y se confirma a través de exámenes de laboratorio indicados por el médico. De forma general, se recomienda la realización de un análisis microbiológico de la secreción de la nasofaringe. En algunos casos, también puede indicarse un examen molecular, como PCR, para confirmar de forma más rápida la presencia de la bacteria.
En caso de adolescentes y adultos que presentan tos desde al menos 2 semanas, puede recomendarse la realización de un examen serológico para la búsqueda de anticuerpos contra la bacteria Bordetella pertussis.
Vacuna contra la tos ferina
La vacuna contra la tos ferina es la mejor forma de prevenir esta enfermedad, se aplica en todos los lactantes y embarazadas de forma rutinaria, sin embargo, hoy en día también se recomienda su aplicación en adolescentes y adultos, incluso en los mayores de 65 años. Está contraindicada en aquellas personas con antecedentes de hipersensibilidad a alguno de los componentes de la vacuna.
Vacunación en niños
La dosis de la vacuna de tos ferina en caso de niños debe ser administradas a los 2, 4 y 6 meses de edad, con un refuerzo a los 15 y 18 meses.
Vacunación en adolescentes y adultos
Actualmente se recomienda vacunar a los adultos y adolescentes entre los 11 y 12 años de edad para evitar complicaciones respiratorias por esta infección. En la actualidad no se comercializa una vacuna que proteja exclusivamente contra Bordetella pertussis, por lo que se acompaña de otras vacunas como la antitetánica y contra la difteria. La dosis suele ser única y se aplica en el músculo del brazo izquierdo.
Vacunación en embarazadas
La vacuna contra la tos ferina es obligatoria en todas las embarazadas y suele aplicarse una dosis única en cada embarazo independientemente del esquema anterior de la mujer. La administración debe ser entre las semanas 27 y 36 de embarazo. En aquellas mujeres que nunca fueron vacunadas contra Bordetella pertussis o que no recibieron vacunación durante el embarazo deberán recibir una dosis después del nacimiento de su hijo.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para la tos ferina tiene como objetivo promover la eliminación de la bacteria del organismo y prevenir el desarrollo del complicaciones. Para ello, el médico puede indicar el uso de antibióticos como azitromicina, claritromicina o eritromicina, siendo este último indicado cuando otros antibióticos no han dado resultado.
El antibiótico es elegido de acuerdo a los síntomas presentados, así como las características del medicamento, riesgo de interacción medicamentosa y el potencial que tiene para causar efectos secundarios, por ejemplo. Los antibióticos, sin embargo, no son eficaces en la fase inicial de la enfermedad, a pesar de esto, el médico puede recomendar su uso para eliminar las bacterias de las secreciones y disminuir la posibilidad de contagio.
En niños, puede ser necesario que el tratamiento sea realizado en el hospital, ya que las crisis de tos pueden ser muy fuertes y causar complicaciones como el rompimiento de pequeñas venas y arterias cerebrales, causando daños en el cerebro.