Qué es:
La toxoplasmosis en el embarazo puede causar síntomas como fiebre baja, malestar general, ganglios aumentados en el cuello y dolor de cabeza. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la toxoplasmosis en el embarazo es asintomática, siendo identificada durante los exámenes prenatales.
Es importante que la toxoplasmosis sea diagnosticada durante el embarazo para prevenir complicaciones en el bebé, principalmente cuando la infección se produce en el tercer trimestre de gestación, en que hay mayor facilidad de que el parásito atraviese la barrera placentaria e infecte al bebé. Sin embargo, las complicaciones más graves se producen cuando la infección se presenta en el primer trimestre de embarazo, que es cuando el bebé se está desarrollando, habiendo posibilidades de malformaciones en el feto o aborto, por ejemplo.
La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa causada por el parásito Toxoplasma gondii (T. gondii), que puede ser transmitida a la embarazada a través del contacto con el suelo contaminado, consumo de carnes mal cocidas o tratadas de animales contaminados por el parásito o por medio del contacto sin protección de heces de gatos infectados. Conozca más sobre la toxoplasmosis.
Síntomas de toxoplasmosis en el embarazo
Los principales síntomas de toxoplasmosis en el embarazo son:
- Fiebre baja;
- Malestar;
- Ganglios inflamados, principalmente en el cuello;
- Dolor de cabeza.
En la mayoría de los casos, la toxoplasmosis no causa signos o síntomas, sin embargo, como es común que en el embarazo la mujer tenga un sistema inmune menos activo, pueden manifestarse síntomas.
Es importante que la toxoplasmosis en el embarazo sea diagnosticada para que se inicie el tratamiento y se eviten complicaciones en el bebé. De esta forma, aunque no haya síntomas, se recomienda que la gestante se realice exámenes para que se identifique el parásito en el primer y tercer trimestre de gestación, siendo posible que el médico confirme si la mujer está infectada, tuvo contacto con el parásito o si adquirió inmunidad.
Si se confirma que la mujer se contagió recientemente de toxoplasmosis, y posiblemente durante el embarazo, el obstetra puede solicitar un examen llamado amniocentesis para confirmar si el bebé fue afectado o no. Asimismo, ultrasonido también es necesario para evaluar si hay afectaciones en el bebé, especialmente al final del embarazo.
Cómo se produce la infección
El contagio de Toxoplasma gondii puede presentarse a través del contacto con heces de gatos contagiados por el parásito o por medio del consumo de agua contaminada o de carnes crudas o mal cocidas de animales infectados por T. gondii. Además, el contagio puede suceder accidentalmente después de tocar la arena del gato infectado, por ejemplo.
Los gatos domésticos criados con alimento para gato y que no salen de casa tienen menos riesgo de contagiarse que aquellos que viven en la calle y que se alimentan de todo lo que encuentran en el camino. Sin embargo, independientemente de los hábitos de vida del gato, es importante que se lleve con frecuencia al veterinario para desparasitarlo.
¿La toxoplasmosis en el embarazo es grave?
La toxoplasmosis en el embarazo es grave, principalmente cuando la mujer se infecta en el tercer trimestre de gestación, ya que hay mayor riesgo de contaminación del bebé y, por consecuencia, complicaciones. Sin embargo, cuando la infección se produce en el primer trimestre de gestación, a pesar de que hay menor posibilidad de que infecte al bebé, puede representar mayores riesgos para el bebé, ya que aún está en desarrollo.
Por eso, es importante que la mujer se realice exámenes para identificar la infección por el parásito y, en caso de que haya necesidad, iniciar el tratamiento indicado por el médico.
Riesgos de la toxoplasmosis en el embarazo
Los riesgos de la toxoplasmosis varían de acuerdo al trimestre de embarazo en que la infección se produce, siendo los principales:
- Aborto espontáneo;
- Parto prematuro;
- Malformaciones del feto;
- Bajo peso al nacer;
- Muerte al nacer.
Después del nacimiento, los riesgos para el bebé que nace con toxoplasmosis congénita son:
- Alteraciones en el tamaño de la cabeza;
- Estrabismo, que es cuando uno de los ojos no permanece en la dirección correcta;
- Inflamación de los ojos, pudiendo evolucionar hacia la ceguera;
- Ictericia intensa, que cuando la piel y los ojos toman un color amarillo;
- Aumento del tamaño del hígado;
- Neumonía;
- Anemia;
- Inflamación del corazón;
- Convulsiones;
- Sordera;
- Retraso mental.
La toxoplasmosis puede no ser detectada al momento del nacimiento, pudiendo manifestarse meses o incluso años después.
Es importante que la mujer tenga los cuidados necesarios durante el embarazo para evitar el contagio y disminuir los riesgos para el bebé, evitando el consumo de carne cruda o mal cocida y lavándose bien las manos, evitando no solo la toxoplasmosis, si no también otras infecciones que pueden presentarse.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para la toxoplasmosis en el embarazo se realiza a través del uso de antibióticos para tratar a la madre y reducir el riesgo de transmisión al bebé.
Los antibióticos y la duración del tratamiento dependerán del estadio de la gestación y de la competencia del sistema inmune. Los antibióticos que pueden usarse incluyen: Pirimetamina, Sulfadiazina, Clindamicina y Espiramicina. Si el bebé ya estuviera infectado, su tratamiento también se realiza a base de antibióticos y deberá ser iniciado después del nacimiento.