Tratamiento de la enfermedad pélvica inflamatoria (y complicaciones)

Los antibióticos como la doxiciclina, ceftriaxona y metronidazol son los principales tratamientos para la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), ya que combaten las bacterias o protozoos causantes de la infección. Estos pueden ser administrados en casa o en un entorno hospitalario.

La EIP es una infección que generalmente comienza en la vagina o el cuello uterino, y es más frecuente en mujeres sexualmente activas o con un dispositivo intrauterino (DIU). Sus síntomas incluyen fiebre, dolor abdominal y sangrado vaginal.

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Es fundamental tratar la EIP lo antes posible bajo la supervisión de un ginecólogo para prevenir complicaciones como infertilidad o embarazo ectópico. En casos graves, puede ser necesario un procedimiento quirúrgico para drenar abscesos o tratar la inflamación. 

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Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento para la enfermedad inflamatoria pélvica aguda consiste en el uso de antibióticos, orales o inyectables, durante aproximadamente 14 días, o según la prescripción médica.

Los principales antibióticos recomendados por el médico para la enfermedad inflamatoria pélvica son:

Generalmente, el tratamiento de la EIP se realiza con la combinación de antibióticos como ceftriaxona, doxiciclina y metronidazol, o clindamicina y gentamicina, para tratar infecciones de transmisión sexual (ITS) como gonorrea o clamidia, o vaginosis bacteriana, que pueden estar causando la enfermedad inflamatoria pélvica.

Durante el tratamiento, es importante que la mujer repose, evite el contacto íntimo, retire el DIU si lo usa y tome medicamentos para aliviar el dolor, como paracetamol o ibuprofeno. Además, el compañero también debe ser tratado, aunque no tenga síntomas, para evitar la recontaminación o la manifestación de la enfermedad.

Después de 72 horas del inicio del tratamiento con antibióticos, la mujer debe ser reevaluada por el ginecólogo para verificar si el tratamiento ha tenido buenos resultados. Si no hay mejoría de los síntomas, puede ser necesaria la hospitalización para recibir tratamiento intravenoso.

Si la enfermedad empeora y existe la posibilidad de ruptura de abscesos en las trompas, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para limpiar y drenar los abscesos.

Posibles complicaciones 

Cuando el tratamiento para la enfermedad inflamatoria pélvica no se inicia rápidamente, la enfermedad puede desarrollarse y causar varios tipos de cicatrices en el aparato reproductor femenino, lo que puede resultar en diversas complicaciones, como:

  • Embarazo ectópico: ocurre porque las cicatrices en las trompas pueden impedir que el óvulo llegue al útero, lo que hace que sea fertilizado por el esperma y se desarrolle un embarazo en las trompas.
  • Infertilidad: dependiendo de los lugares donde se desarrollen las cicatrices de la EIP, la mujer puede quedar infértil.
  • Abscesos en los ovarios: las cicatrices pueden generar acumulación de pus, lo que lleva al desarrollo de abscesos en el aparato reproductor. Estos abscesos pueden abrirse y causar hemorragias o infecciones generalizadas.

Además, las mujeres con enfermedad inflamatoria pélvica que no reciben tratamiento pueden sufrir dolor pélvico crónico, lo que afecta su calidad de vida.

Signos de mejoría

Los signos de que la EIP está mejorando por lo general surgen pocos días después de haber iniciado el tratamiento, habiendo disminución del dolor pélvico, regulación de las pérdidas menstruales y alivio de la fiebre.

En los casos en que la mujer no presentaba síntomas asociados, el ginecólogo podrá observar las mejorías a través de exámenes de imagen como una ecografía o una laparoscopia.

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Signos de que empeora

La EIP puede empeorar cuando el tratamiento no se inicia a tiempo, por lo que surgen cicatrices en el aparato reproductor que pueden terminar causando sangrado fuera del período menstrual, fiebre e incluso aumento del dolor pélvico, al orinar y durante el contacto íntimo.