La úlcera varicosa es una herida que surge con más frecuencia en las piernas, especialmente cerca del tobillo, debido a daños en las válvulas de los vasos sanguíneos en la pierna, dificultando el retorno de la sangre de las piernas hacia el corazón, lo que lleva a un aumento de la presión sanguínea dentro del vaso, y una mala circulación de la sangre en la zona, haciendo que surjan las heridas que duelen y no cicatrizan.
La úlcera varicosa es más frecuente en las personas de la tercera edad con problemas de salud, como trombosis venosa profunda (TVP), várices en las piernas, insuficiencia venosa crónica o neuropatía diabética, ya que pueden interferir en la circulación sanguínea o en el proceso de cicatrización de la piel.
El tratamiento de la úlcera varicosa debe estar siempre orientado por el médico general o el angiólogo, el cual puede indicar la limpieza de la herida, aplicación de un apósito y de compresión en la zona, e incluso el uso de antibióticos, en caso de que haya infección en la herida.
Principales síntomas
Los síntomas de úlcera varicosa son:
- Herida en la piel, especialmente en el tobillo;
- Enrojecimiento en la piel, alrededor de la herida;
- Piel más oscura o espesa;
- Decoloración de la piel y alrededor de la herida;
- Hinchazón;
- Comezón;
- Calambres u hormigueo en la pierna;
- Sensibilidad al tacto;
- Sensación peso o cansancio en la piernas;
- Dolor en la zona de la úlcera;
- Piel seca o con erupción cutánea;
- Líquido amarillento en la herida con mal olor;
- Herida con bordes irregulares y superficiales;
- Aumento de la temperatura de la piel alrededor de la herida;
- Sensación de ardor.
Además, en caso de que la herida esté infectada, el dolor puede empeorar, pudiendo haber síntomas como fiebre y pus en la herida.
La úlcera varicosa generalmente ocurre en la parte interna del tobillo, sobre la protuberancia ósea, pero también puede surgir cerca de las regiones óseas como rodillas, por ejemplo.
Es importante consultar siempre al médico en caso de que haya síntomas de úlcera varicosa para que se inicie el tratamiento lo antes posible para evitar infección en la herida y el surgimiento de complicaciones.
Cómo se realiza el diagnóstico
El diagnóstico de la úlcera varicosa es realizado por el médico general o angiólogo, por medio de la evaluación de las características de la herida, como localización, aspecto, tamaño, profundidad, hinchazón, coloración de la piel y/o presencia de líquido o pus en la úlcera.
Además, el médico debe hacer un análisis de los síntomas y de los antecedentes de salud, pudiendo también solicitar exámenes como ultrasonido Doppler, radiografías o tomografía computarizada, para evaluar los vasos sanguíneos de la pierna y analizar la zona alrededor de las heridas con más detalle.
Otro examen que el médico puede solicitar es la pletismografía venosa, que permite evaluar el grado de comportamiento de la función venosa.
Posibles causas
La úlcera varicosa es causada por la mala circulación de la sangre en las piernas, siendo más frecuente en las personas de la tercera edad, ya que el retorno venoso no se produce correctamente, llevando a la acumulación de sangre venosa en las piernas, que posee menos oxígeno y que, por eso, no permite la cicatrización correcta de heridas. Además, el exceso de líquidos en la pierna también aumenta la presión sobre la piel, haciéndola más sensible y menos resistente.
Algunos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar úlcera varicosa, son:
- Heridas en las piernas o antecedentes de heridas en el pasado;
- Antecedente de trombosis venosa profunda (TVP);
- Insuficiencia venosa crónica;
- Insuficiencia arterial;
- Varices o venas varicosas en las piernas;
- Deficiencia de bombeo de la sangre en la pantorrilla;
- Daños en las válvulas de los vasos sanguíneos de la pierna por traumas;
- Flebitis o vasculitis;
- Neuropatía diabética;
- Fumar en exceso;
- Obesidad;
- Presencia de otros problemas circulatorios;
- Osteoartritis;
- Artritis reumatoide;
- Parálisis.
Además, en caso de que haya tenido una cirugía en la pierna recientemente, como colocación de prótesis en la rodilla o cadera, o en caso de que esté encamado, se debe vigilar con frecuencia, ya que existen mayores posibilidades de una úlcera varicosa.
Cómo es realizado el tratamiento
El tratamiento de la úlcera varicosa debe ser realizado con orientación del médico general o angiólogo, con el objetivo de facilitar la cicatrización de la úlcera, mejorar la circulación venosa, aliviar el dolor, evitar el surgimiento de infección en la herida y prevenir la formación de nuevas úlceras.
Los principales tratamientos para la úlcera varicosa que pueden ser recomendados por el médico son:
1. Terapia compresiva
La terapia de compresión es el tipo de tratamiento más importante para úlceras varicosas e insuficiencia venosa, ya que permite estimular la micro y macrocirculación sanguínea local, reducir la hinchazón de la pierna, aliviar el dolor y mejorar la cicatrización de la piel.
Este tipo de terapia puede realizarse de diferentes formas, que incluyen:
- Compresión inelástica: es un tipo de apósito húmedo con óxido de zinc, que se endurece después de la aplicación. Este tipo de terapia compresiva puede realizarse junto con el uso de medias elásticas para un mejor resultado, de acuerdo a la orientación del médico;
- Compresión elástica: consiste en el uso de medias compresivas o vendaje compresivo prescrito por el médico, de forma individual. Las medias compresivas deben retirarse por la noche y deben sustituirse cada 6 meses, ya que con el lavado regular, pierden elasticidad.
Además, para complementar la terapia compresiva, el médico puede orientar la elevación de las piernas por arriba del nivel del corazón, para reducir la hinchazón, mejorar la circulación sanguínea de la pierna y el aporte de oxígeno hacia los tejidos, para ayudar en la cicatrización de la herida. La elevación de la pierna puede hacerse por 30 minutos, 3 o 4 veces al día.
2. Limpieza de la herida
La limpieza de la herida es importante para ayudar en la cicatrización de la piel y evitar la infección de la úlcera, y debe realizarse con una solución de suero fisiológico al 0,9%, ayudando a remover el líquido liberado por la piel herida y el tejido muerto. Vea cómo hacer la limpieza de heridas en casa.
En algunos casos, el médico puede recomendar el uso de apósitos con hidrogel, hidrocoloide, alginado o colagenasa, por ejemplo, para ser aplicados en la úlcera varicosa después de la limpieza de la herida.
3. Uso de medicamentos
Los medicamentos que pueden indicarse para la úlcera varicosa tiene como objetivo mejorar la circulación sanguínea de la pierna, evitar la formación de coágulos, aliviar el dolor y tratar la infección de la herida.
Los principales medicamentos que el médico puede indicar para la úlcera varicosa son:
- Antiagregantes plaquetarios, como pentoxifilina o ácido acetilsalicílico;
- Analgésicos, como paracetamol;
- Antibióticos en pomadas, como mupirocina.
Además, el médico puede recomendar el uso de antibióticos en forma de comprimidos, en caso de sospecha de complicaciones, como celulitis u osteomielitis.
4. Cirugía
La cirugía puede ser recomendada por el médico para remover el tejido muerto e infectado de la herida, lo que ayuda a mejorar la cicatrización, además de evitar que la infección se disemine hacia otros lugares del cuerpo. Este tipo de cirugía, llamada desbridamiento debe ser realizada por el médico en un ambiente hospitalario o por un enfermero especialista en heridas. Conozca cómo se realiza el desbridamiento de heridas.
En casos más graves, puede recomendarse la cirugía para mejorar la circulación en las piernas, que puede ayudar a que la úlcera mejore y a prevenir problemas semejantes más tarde. Vea cómo se realizan las cirugías para la úlcera varicosa.
Posibles complicaciones
Algunas complicaciones que pueden surgir debido a la presencia de úlceras varicosas son celulitis, osteomielitis o alteraciones malignas de la piel.
Cómo prevenir las úlceras varicosas
Algunas formas de prevenir la formación de úlceras varicosas, son:
- Evitar fumar;
- Mantener el peso ideal;
- Controlar la presión alta y la diabetes;
- Reducir el consumo de sal;
- Practicar ejercicio físico de forma regular;
- Usar medias de compresión.
Además, siempre que sea posible se deben elevar las piernas o moverlas haciendo pequeñas caminatas para estimular la circulación sanguínea de las piernas.